Por: Jaime Mora.
De unos meses hacia acá la otrora tranquila ciudad de Puerto Ayacucho, la mas jóven de Venezuela por cierto, se ha venido convirtiendo en un hervidero de delincuentes de todo tipo. La población trabajadora de nuestra ciudad ya sale a las calles con temor y rogando a Dios no ser víctimas de algún hecho delictivo que ponga en peligro sus vidas.
Hemos observado el esfuerzo de la Guardia Nacional Bolivariana, CICPC y los organismos de inteligencia nacional por mantener a raya la situación pero lamentablemente los pobladores perciben el la delincuencia y el crimen organizado están desbordando a las autoridades, en algunos caso la lentitiud cómplice de uno que otro funcionario mañoso, la falta de cohesión y apoyo con el Gobierno Regional en materia de seguridad, la ausencia de un esquema efectivo de integración de los cuerpos policiales en materia de prevención y tal vez hasta la falta de compromiso de las mismas comunidades organizadas para activar y dotar a sus brigadas de seguridad son parte de los elementos que hacen ahora de Puerto Ayacucho el paraíso para la delincuencia.
Debemos hacer un fuerte llamado de atención a las autoridades regionales y municipales para que brinden el apoyo necesario al resto de organismos de seguridad y para que integren y cohesionen esfuerzos en pro de la seguridad del colectivo. A Fiscales del Ministerio Público y Jueces el llamado a conducir y tomar decisiones ejemplarizantes y fuertes en contra de éstos delincuentes a los cuales les vale medio la vida de seres humanos productivos, todos tenemos derechos humanos, todos tenemos el derecho a la vida y a la tranquilidad.